En artículos anteriores hemos hablado sobre las ventajas de la automatización neumática, por lo que ahora nos ocuparemos de los riesgos que se enfrentan en el uso del aire comprimido, porque sí los hay.
No obstante, vale aclarar, el peligro es inminente si se hace un mal manejo del recurso, pues recordemos que se trata de una corriente de aire concentrada con presión y velocidad altas.
¿Qué puede suceder? El mal uso del aire comprimido puede causar lesiones graves, incluso mortales, al operador y a las personas que están cerca.
De allí la necesidad de dotar las instalaciones de los elementos de seguridad necesarios, así como tomar medidas preventivas precisas.
Nunca utilizar el aire comprimido para la limpieza
Es así como, el aire comprimido no debe utilizarse nunca para la limpieza de la ropa de trabajo. Es que, si la corriente llegara a introducirse por la boca, nariz, oídos u otro orificio del cuerpo humano; o dirigirse contra cualquier otra zona del cuerpo, puede atravesar la piel; y el aire y las partículas que arrastre llegar hasta el sistema circulatorio u otros órganos.
Después de varios accidentes mortales por esta causa, en países como EE.UU. y Suiza han promulgado normativas en cuanto al soplado directo en la piel.
Algunos operadores tienen la mala costumbre de usar pistolas de soplado para limpiarse de polvo y suciedad durante o después de una jornada laboral, a pesar del riesgo de que penetren burbujas de aire en la circulación sanguínea y causen un trombo.
Además, su utilización para la limpieza de ropas, máquinas, bancos de trabajo, etc, puede generar atmósfera explosivas; aparte de riesgos higiénicos, tales como dispersión de polvos, partículas y formación de nieblas de aceite si el aire proviene de líneas con engrasadores, entre otros.
Retirar las mangueras con fugas
¡Cuidado con las mangueras rotas Las mangueras con fugas deben ser retiradas inmediatamente. Una manguera suelta, rota bajo presión, se moverá de forma descontrolada y esto puede ser causa de lesiones.
La situación puede verse agravada por la presencia de elementos metálicos, como por ejemplo las piezas o racores de conexión.
Asimismo, los escapes de aire comprimido pueden producir heridas en los ojos, bien por las partículas de polvo arrastradas, o por la presencia de agua, y aceite, procedente de la condensación de la humedad del aire o del aceite utilizado en el compresor y engrasador.
Recordemos igualmente que, al escaparse, el aire comprimido, puede generar elevados niveles de ruido; y estos podrían causar daños en el sistema auditivo.
En los circuitos neumáticos, el uso de presiones inadecuadas puede dar lugar a la ruptura de herramientas o útiles, con el consiguiente peligro de proyección de elementos.
De igual forma, se pueden formar atmósferas desoxigenadas, a partir de la conexión de herramientas o equipos a líneas de gases distintas del aire comprimido, bien sea por equivocación o intencionadamente.
Finalmente, las herramientas que funcionan con aire comprimido pueden ser causa de vibraciones, lo cual podría originar problemas de salud a los operadores, sobre todo vasculares, de huesos o de articulaciones, nerviosos o musculares.
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